Son defensas desarrolladas por el yo (ego) para manejar la ansiedad o prevenir su surgimiento. La ansiedad puede tener tres orígenes:
La ansiedad de realidad , que es el temor que surge ante la amenaza o los peligros reales.
La ansiedad neurótica , que es consecuencia del temor de que los impulsos de ello se salgan de control y lleven al sujeto a cometer un acto por el que será castigado.
La ansiedad moral , generada por el temor de los individuos a transgredir el código moral.
Si el yo (ego) funciona perfectamente no se experimenta ningún tipo de ansiedad, ya que los peligros externo serían previstos y manejados, los impulsos del ello serían liberados oportunamente y no se transgrediría ninguna norma ni principio moral introyectado. Pero esto no ocurre en la realidad donde lo normal es experimentar diferentes tipos y grados de ansiedad.
Varios teóricos del psicoanálisis han estudiado los mecanismos de defensa, entre ellos Anna Freud (1966) que identifico hasta 9 mecanismos que el yo puede emplear para detener la ansiedad:
Es el mecanismo de defensa más importante, por ello Freud utilizaba indistintamente los términos defensa y represión . La represión es el proceso que mantiene a las cosas (particularmente a los impulsos inaceptables del ello) fuera de la conciencia. Habitualmente es un proceso inconsciente aunque a veces puede estar facilitado por hechos conscientes. Por ejemplo la semana pasada hizo algo de lo que se avergüenza, trata de no pensar en ello y a la larga puede incluso no ser capaz de recordarlo.
La represión de esta manera permite eliminar los sentimientos de dolor o ansiedad, pero si se utiliza en exceso tiene su costo, ya que hay que emplear gran cantidad de energía para mantener los eventos rechazados inconscientes
Es un mecanismo de defensa relativamente simple, es negarse a creer que el acontecimiento amenazante o aversivo ocurrió o que la condición existe. Un ejemplo es la madre que se niega a admitir que su hijo murió en combate y sigue actuando como si estuviera vivo. Son habituales estos mecanismos defensivos en bebedores, drogadictos o en anoréxicos que niegan el tener ningún problema. También la persona que aunque es evidente que no es querido por el compañero lo niega reiteradamente.
La negación es igual en muchos aspectos a la represión: ambas mantienen fuera de la conciencia cosas que el individuo se siente incapaz de afrontar.
Es el mecanismo mediante el cual un individuo atribuye a otro sus propios impulsos y deseos inaceptables y de esa forma se los oculta a si mismo. Ejemplos de este mecanismo son el caso en el que un individuo experimenta hostilidad hacia los demás, pero cree ver en éstos la hostilidad y el odio hacia él. Otro caso es el de la mujer que le atrae sexualmente un hombre por el que no debería tener esos sentimientos y a quien acusa de querer seducirla.
De esta manera el sujeto, descarga parcialmente su impulso mientras que por otra parte se oculta a si esos sentimientos que considera amenazantes.
Es el mecanismo de defensa en el que el individuo reduce la ansiedad al encontrar una explicación o excusa racional para asumir una realidad que le resulta inaceptable. Es el caso del estudiante que el suspenso lo atribuye a una equivocación del profesor, o el hombre que al ser rechazado por una mujer puede decirse a sí mismo que después de todo no era tan interesante.
Se trata del mecanismo de tomar distancia de las amenazas, generando actitudes frías, analíticas y desapegadas. Es el hombre que al enamorarse de una mujer trata de entender el porqué de sus sentimientos así como analizar las cualidades de ella que le han provocado dicho enamoramiento, de esta manera logra poner distancia entre él y sus deseos.
Una manera de protegerse contra la liberación de un impulso inaceptable es poner énfasis en el opuesto. Tal es el caso de una niña que experimenta celos hacia su hermanito recién nacido y sin embargo le muestra una actitud muy afectiva con la que esconde su hostilidad.
Es el mecanismo que ante las dificultades para afrontar una amenaza el sujeto experimenta una regresión a etapas del desarrollo psicosexual más infantiles o primitivas de afrontamiento en las que había experimentado una fijación. Por ejemplo, alguien que tenga un fijación oral puede afrontar una situación de estrés fumando o bebiendo más. Alguien que tiene una fijación anal puede responder al estrés haciéndose más obstinado y compulsivo.
Cuanto más fuerte fue una fijación a una etapa más alta es la probabilidad de regresión al modo de funcionamiento característico de esa etapa en una situación de estrés. La fuerza de la fijación a su vez está en relacionada con el hecho de experimentar una gratificación plena de las necesidades en esa etapa.
Consiste en cambiar el objetivo de un impulso, esto suele suceder porque el blanco elegido resulta amenazador y al cambiarlo se reduce la ansiedad. Por ejemplo la estudiante que está furiosa con un profesor y descarga su agresividad sobre su comprensivo novio evitando la ansiedad que surgiría si atacase realmente al profesor.
Es el mecanismo que hace que un impulso potencialmente peligroso sea transformado en un comportamiento socialmente maduro y aceptable. Es elk caso de un estudiante, que ante un nota injusta por parte de un profesor, escribe una carta de protesta en el periódico escolar criticando la política educativa. Otro ejemplo es el de la mujer que es atraída por un hombre al que no puede aspirar por ser el novio de su mejor amiga, y sublima su energía sexual escribiendo un poema.